Cada vez que ocurre me pasa lo mismo: dejo de escribir unos cuantos días, el motivo no importa, el tiempo pasa y pasa sin detenerse y yo no escribo, y no escribo, y se me olvida lo difícil que es volver a hacerlo, y se me entumen los dedos, y me comienzo a sentir raro, mal, inquieto; florecen los tics, los movimientos nerviosos, la desesperación, el enojo. Refunfuño. Se me ponen de otro color las pupilas, estoy seguro. Algo en el interior de mis pasiones entra en ebullición.
pero ahora haré el esfuerzo de retomar el blog. aunque sea de esta manera, delirando sobre escribir, sobre no hacerlo y sobre todo, dejando que las teclas de la computadora sean aporreadas con fuerza por la deseperación que tengo de escribir y callar los pensamientos, es angustia que tengo siempre metida entre los dedos, entre ceja y ceja y entre neuronas.
ya me siento mejor. de nuevo por acá.
escribo y exploro y leo poesía.
lunes, mayo 15, 2006
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