escribo y exploro y leo poesía.

lunes, septiembre 14, 2009

Una emergencia y el arte de la fuga.


El arte de la fuga. El título me pareció atractivo. Luego recordé que de él había leído un libro que me encantó: “Domar a la divina garza”. ( de hecho, desde ese entonces me quedé con la duda del origen de esa frase tan cotidiana: se siente la divina garza envuelta en huevo, de la que aún no conozco ni imagino su surgimiento). El caso es que me detuve en ese puesto de libros usados que está en el camellón de la calle de Nuevo León acá en la Condesa y me llevé El arte de la Fuga de Sergio Pitol. Me acompañó este fin de semana. Y creo que es una de las lecturas recientes que más me ha reconfortado. Justo antes había terminado de leer a otro gran escritos mexicano: Vicente Leñero, que fue un grato descubrimiento. De él leí un libro de crónicas que se llama: Periodismo de emergencia.

En ambos casos vi cómo se derrumbaban esos prejuicios que a veces tengo con respecto escritores que se mientan mucho en ciertos medios y entre ciertas personas. No voy a decir cuáles ni quiénes porque entonces los prejuicios se derramarán sobre mí. Primero, con Leñero, descubrí un interés renovado en mí por la revista proceso y su historia, por Scherer y por ese grupo de gente en México que sigue creyendo y ejerciendo un periodismo comprometido, no con causas sociales ni con personas en específico sino con la verdad. Objetiva, llana, simple. LA VERDAD. Así, con mayúsculas. Claro que a veces se me ocurre que igual eso de la verdad no es tan sacrosanto ni tan realista. ¿A quién le consta que la verdad existe? A mí no. Ni siquiera mis verdades pueden, la mayoría de las veces, subsistir al paso de los días, meses o años. Es cierto, todo el tiempo cambio de parecer y lo que ayer me sonaba como algo fundamental, inequívoco y esencial, hoy me parece ridículo. Pero bueno. No se trataba de hablar de eso sino del libro de Pitol. Me cayó muy bien. Se nota una persona muy viajada, muy vivida y sobre todo, muy leída. Eso es lo que más me gustó. Ya tengo un par de libros en espera después de sus recomendaciones aunque no sé si me anime con la montaña mágica de Mann. Ese siempre ha sido una especie de escalón que me imagino muy alto para mi limitada experiencia y mis precarias bases culturales. Pero bueno, quién sabe. Dicen que a veces los que menos parecemos ser candidatos a algo acabamos sorprendiéndonos a nosotros mismos. En fin, creo que el Desfile del amor, una de las más reconocidas novelas de Pitol, será una de mis próximas lecturas. Eso que ni qué.

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