escribo y exploro y leo poesía.

lunes, marzo 20, 2006

volverse loco


Alguna vez escribí unas palabras acerca de la locura. Ahora no las recuerdo ni las encuentro en la enredada madeja de los archivos en la computadora. Lo que sí tengo presente es el hecho de haberme cuestionado en qué momento se cruza la línea, cuál es el instante en el que ya no hay vuelta atrás, hasta cuándo resisten las neuronas, cuáles son las señales que te avisan que ya está sa punto de escapar para siempre de la realidad de los demás.
¿Se da uno cuenta, o piensa que son todos los demás quienes han perdido la razón?

¿No es eso suficiente para volver loco a cualquiera?

En Puerto Rico era fácil ver gente que ya estaba más allá de nuestra realidad. Recuerdo, en la plaza de armas, a uno que tenía cerca de sesenta años, cara de profesor universitario y los gestos y modales de una persona educada, de las que saben cuál es el orden de los cubiertos cuando te ponen una hilera de tenedores y cuchillos a ambos lados del plato. Pero estaba loco. No sé cuál era la enfermedad mental específica, una esquizofrenia, o paranoia, o noséqué. El caso es que se paraba de pronto frente a un árbol y comenzaba a dictar un discurso que se aplaudía solo, se agradecía solo y se rebatía, por supuesto, solo.

En México, a pesar de lo caótica que es la ciudad y de la violencia que emana de todos los cuerpos, no había visto a nadie que me pareciera tan perdido y a la vez tan fascinante. Ya lo encontré.

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