escribo y exploro y leo poesía.

miércoles, julio 06, 2011

Un poema

Dijiste tantas cosas que se empantanaron los besos.

Entre saliva y lengua pudiste apertrechar frases acusadoras,

vencer las resistencias del deseo,

derrumbar catapultas,

ahogar al invasor en un frasco de licor vacío.

Nos quedamos detenidos entre caricias abortadas,

quejándonos,

los huesos entumidos,

el alma puesta sobre la alfombra y debajo de la espalda.

Un maullido rompió la terquedad de nuestra falta de palabras.

Al mismo tiempo miramos la cara del otro

con los labios abiertos

y coreamos la palabra al unísono:

el nombre del primer gato que tuvimos.

Las sonrisas espontáneas lograron acercarnos,

esos pequeños instantes de reconocimiento

permiten darnos cuenta de que corremos a velocidades similares

por caminos paralelos,

cuando pisamos el lodo de la rutina es que las caricias se niegan.

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