escribo y exploro y leo poesía.

domingo, junio 01, 2008

Historia de un torturador.


La literatura SF (ficción ciencia, como diría Alex Grijelmo, del que ya hablaré en otra ocasión) puede resultar muy adictiva. En ese aspecto es similar a la literatura policiaca y a las novelas de caballería, como diría Alonso Quijano si pudiera decir algo más de lo que ya dijo.
Yo sucumbí a ese placer de recrear en mi cabeza las imágenes de mundos extraños, fabulosos e inquietantes hace mucho tiempo, en la adolescencia. He recorrido las páginas de Arthur C. Clarke, que nos abandonó hace poco, de Asimov, del inigualable Philip K. Dick y por supuesto de Orson Scott Card, Heinlein, Gibson, Bruce Sterling y Stanislav Lem. Me faltan cientos, por supuesto. Uno de los que tengo pendientes es Cory Doctorow, al que le traigo ganas. Y muchos más que no conozco aún, afortunadamente ( y digo afortunadamente porque no hay nada mejor que encontrarme a un autor que nunca he leído y con el que hago buena química.
Este es uno de esos casos. Leí Shadow & Claw, de Gene Wolfe, y me quedé fascinado. Son cuatro libros ( The book of the new sun) que no tienen desperdicio. Sólido, muy bien escritos, inteligentes y, más que nada, originales. Se trata de la historia del viaje ( ¿por qué tantas buenas historias se tratan precisamente de viajar?) de Severian, un aprendiz de la orden de los buscadores de la penitencia y la verdad, los torturadores. Él vive en un mundo, Urth, que parece ser la tierra del futuro pero a la vez resulta lo suficientemente extraño como para que pienses que se trata de un lugar en los confines del universo. Es una anécdota interesante y desde un punto de vista que, por lo menos yo, nunca había considerado. Aunque cuando lo pienso un poco me doy cuenta de que tiene mucho que ver con Las Benévolas, de Jonathan Littel, y de la cual hablé hace un par de posts.
Pero lo más interesante fue ver reflejadas en el personaje mis inquietudes. Darme cuenta de la enorme debilidad que puede tener un personaje así, de su profunda humanidad.
Uno nunca cree que alguien que se dedique a cortar cabezas pueda tener amigos, amar, sentirse rechazado, dudar, tener miedo. En fin, ser una persona como los más de seis mil millones de individuos que nos la pasamos produciendo bióxido de carbono y monóxido de quién sabe qué tantas otras cosas encima de este planeta.
Y no sólo eso. De pronto también vi un universo en movimiento, vi ciclos de vida, expansiones y contracciones, muerte, peleas, guerra, ciencia y teología. Todo mezclado en un mundo fascinante y decadente. Tal vez fascinante por lo decadente, claro. Y lo mejor de todo fue encontrar que el máximo líder es el Autarca (de autarquía, dominio de uno mismo y una forma de gobierno que proclama la autosuficiencia) y que se la pasan luchando contra los “Ascians” que son uno de los mejores ejemplos de lavado cerebral a la big brother, con todo y su “newspeak”.
Los cuatro libros están plagados de referencias a otras historias. Yo sólo puede detectar unas cuantas pero estoy seguro de que alguien que sí conozca la SF a profundidad debe encontrarlas una pagina sí y otra también. Por ejemplo, hay un río que se llama Uroboros, la serpiente que se devora la cola y forma un círculo.

En fin, disfruté mucho este mes, con estos libros. Muy recomendados si es que llegas a leer hasta aquí.

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